martes, 11 de agosto de 2015

Tarde roja








La hiedra cubre la pared
que parte el jardín del huerto;
y el laurel, verdoso y yerto,
expande olor por doquier.

¡Jardín de la tarde roja¡
¡Jardín del ensueño alado¡
Mi alma a él ha regresado,
en el recuerdo que evoca.

En la tarde vieja y rosa,
con el tañer de campanas,
el aire, cálido y grana,
te acaricia y te arropa.

Y en el velo del ocaso,
sentado en el bello banco,
siento brillar la armonía
de las ninfas y de los hados.




DONCEL








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