jueves, 25 de septiembre de 2014

EN JULIO PINTADO EL CAMPO Y DE VERDE, LA MORACEDA



 vista panorámica
                        
             

 
A mi suegro Luciano,
que fue felíz labrando en la Moraceda 
 
   

Y de las lluvias de Abril,

no me olvido,  Primavera,

que en Julio pintado el campo

y verde aún la Moraceda,*

que es lugar de San Martín

rodeada por choperas,

la puerta de cuatro valles,

entre sendas y veredas.

A un lado de la montaña,

el río Omaña bordea,

regando cosechas fértiles

que los labradores siegan,

y en el molino del río

por el verano se muelan.

De bellas flores silvestres,

los manzanos de la cuesta,

liban doradas abejas

en las grisáceas sendas;

arbustos y matorrales,

espectaculares puestas,

y mirlos que liliburlean

en las zarzas, mientras juegan

en arroyos y regueros;

brillan y sus aguas suenan

por todo el campo de verde,

¡que bella la Moraceda!,

paraje de San Martín
 
y situada a las afueras...

Allí cada atardecer,

cuando triste, mi alma llora,

soy feliz por los caminos

con la soledad sonora.

Allí cada atardecer,

antes que la noche sueña,

de los mayores placeres

que a mi alma enamoran.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fco. Tras de las casas

 
 
 
 
 
 
 
(*) La Moraceda, lugar de San Martín con fértiles parcelas, regadas por el río Omaña que la bordea. Entre caminos, senderos, sendas, chopos y matorrales, arroyos y regueros. “Bella y verde es la Moraceda”.

 


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